En
la edición julio de la revista Paraninfo de la UNL (Universidad Nacional del
Litoral - Santa Fe - Argentina) salió publicada una entrevista realizada a
Antonio Cruz, docente brasileño que brindó una conferencia en la FCE (Facultad
de Ciencias Económicas).
Antonio
Cruz, docente de la Universidad Nacional de Pelotas, Brasil, visitó la FCE para
dictar una conferencia sobre “Dinámica de la Economía Solidaria”. Aseguró que la
cooperación y la autogestión son herramientas claves para lograr políticas de
inclusión social que sean exitosas en el mercado.
“Los
emprendimientos económicos asociativos son mucho más añejos que el capitalismo,
pero en la actual etapa de crisis económica mundial, la economía solidaria
vuelve a presentarse como una alternativa para generar políticas de inclusión
social”. Para Antonio Cruz, docente de la Universidad Nacional de Pelotas,
Brasil, la novedad es que actualmente se presenta como alternativa también en
los países del primer mundo, no sólo en los periféricos.
Este
académico brasileño respondió a la invitación de Secretaría de Extensión, la FCE
y la cátedra de Economía Social y Solidaria de la UNL y dictó una conferencia
sobre “Dinámica de la Economía Solidaria. La diferencia de la igualdad” en mayo.
A partir de lazos de cooperación técnica sobre la problemática de la economía
solidaria entre la UNL y la de Pelotas, y afianzados en el comité académico de
Cooperativismo de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, Cruz disertó
sobre estas relaciones económicas que hoy por hoy se presentan como una de las
cartas disponibles para lograr mayor inclusión social y aportar a la mejora de
la calidad de vida de la población.
Distingue
a la economía social de la solidaria, pues afirma que conceptualmente “son
distintas, aunque muy cercanas. La economía social reúne todo lo que no siendo
economía pública o privada, produce relaciones económicas basadas en valores
sociales, como cooperación, mutualidades, incluso las relaciones sindicales
tanto como las políticas públicas forman parte de ella. Sin duda es una
discusión, una polémica conceptual –aseguró Cruz–. La economía solidaria, desde
mi mirada, es algo más estrecho, más angosto, pues tiene que ver con procesos en
los que la cooperación, la solidaridad y la autogestión son la tónica
fundamental de emprendimientos económicos que están en el mercado pero que hacia
adentro funcionan a partir de relaciones económicas de igualdad”.
Dinámica
propia
El
académico brasileño define que estos emprendimientos se construyen bajo
relaciones sociales totalmente distintas de las relaciones sociales productivas
convencionales. Entonces se pregunta: ¿cómo lograr que emprendimientos de este
tipo sean capaces de sobrevivir en el mercado?, y complejiza el interrogante al
caracterizar las condiciones actuales de un mercado oligopólico donde unas pocas
empresas son capaces de liderar gran parte del mercado mundial. “La dinámica de
la economía solidaria trabaja justamente con esta aparente paradoja que es la
posibilidad de que emprendimientos cooperativos y asociativos sean capaces de
mantenerse activos y actuantes en un mercado oligopólico”, conceptualizó
Cruz.
--¿Cómo
convive este sistema de economía solidaria con el actual modelo económico
global?
--Esta
contradicción es interesantísima porque en la medida en que camina el modelo
actual, la economía se concentra en los capitales, la riqueza, en los ingresos,
y por otra parte produce exclusión, desempleo, miseria y pobreza de todas las
formas posibles.Justamente en la medida en que camina el sistema y se va
concentrando, la gente que se queda afuera está obligada a constituir formas
alternativas de sobrevivencia económica y éstas formas pueden ser de distintos
tipos.
Uno es la asociación, la cooperación, la capacidad de la gente pobre de juntarse, de salir adelante, para mejorar su situación económica, de asociarse para salir adelante en el mercado. De esta aparente paradoja, entre la lógica del modelo y la exclusión que genera otros modelos, en esta dinámica se va produciendo un conjunto importante de creaciones, de innovaciones sociales, estos emprendimientos se van constituyendo en el camino y permiten a la gente quedarse en el mercado. Un ejemplo: sin duda, un socio propietario de un emprendimiento que lo es junto a pares, tiene una capacidad de creación y de trabajo, una motivación mucho más grande que si es un empleado o asalariado. Esta es una de las ventajas de un emprendimiento solidario frente a los convencionales.
Uno es la asociación, la cooperación, la capacidad de la gente pobre de juntarse, de salir adelante, para mejorar su situación económica, de asociarse para salir adelante en el mercado. De esta aparente paradoja, entre la lógica del modelo y la exclusión que genera otros modelos, en esta dinámica se va produciendo un conjunto importante de creaciones, de innovaciones sociales, estos emprendimientos se van constituyendo en el camino y permiten a la gente quedarse en el mercado. Un ejemplo: sin duda, un socio propietario de un emprendimiento que lo es junto a pares, tiene una capacidad de creación y de trabajo, una motivación mucho más grande que si es un empleado o asalariado. Esta es una de las ventajas de un emprendimiento solidario frente a los convencionales.
--¿La
autogestión es la clave?
--Es
la autogestión, la solidaridad y la cooperación, pero el conocimiento y el
trabajo duro también son claves de esta capacidad dinámica para que se sostengan
estos emprendimientos en el mercado.
--¿Qué
rol juegan las universidades para impulsar este sistema?
Encuentro
dos paradojas. Mientras la Universidad persigue investigar y producir
innovaciones, sus producciones, en su gran mayoría, se quedan atrapadas en las
bibliotecas, fundamentalmente porque las grandes empresas tienen sus propios
centros de investigación y de desarrollo, de innovación. Así que la gente en la
Universidad aprende a investigar e innovar pero en general su trabajo no se hace
concreto en la sociedad. Por otra parte, existe un conjunto enorme de
emprendimientos que necesitan de la innovación y la tecnología para poder ganar
mercados, pero no pueden acceder porque no tienen los medios económicos
fundamentales para esto.
Entonces, en la medida en que somos capaces de acercar la Universidad a los emprendimientos solidarios, y en la medida que la Universidad aprende de esta realidad y los emprendedores aprenden el conocimiento que se produce en la Universidad, este matrimonio es muy feliz porque le permite a las instituciones de Educación Superior recomponer su carácter social y dar un carácter concreto a las investigaciones. A la vez se brinda a los emprendimientos mayor capacidad de mantenerse en el mercado, de producir más, de generar empleos e ingresos y mejorar el nivel de vida de la gente de manera general.
Entonces, en la medida en que somos capaces de acercar la Universidad a los emprendimientos solidarios, y en la medida que la Universidad aprende de esta realidad y los emprendedores aprenden el conocimiento que se produce en la Universidad, este matrimonio es muy feliz porque le permite a las instituciones de Educación Superior recomponer su carácter social y dar un carácter concreto a las investigaciones. A la vez se brinda a los emprendimientos mayor capacidad de mantenerse en el mercado, de producir más, de generar empleos e ingresos y mejorar el nivel de vida de la gente de manera general.
Historia
de larga data
Antonio
Cruz asegura que los emprendimientos económicos asociativos son mucho más viejos
que el sistema capitalista, enumera que las comunas campesinas o la formación de
tribus indoamericanas tenían mucho que ver con la autogestión y
solidaridad.
Relata
que “la evolución histórica que nos trajo al modelo de producción heterónomo que
es el capitalismo, de alguna manera nos presenta la idea de que esto es muy
novedoso, pero no es verdad, porque las formas cooperativas existieron mucho
antes del capitalismo y siguieron existiendo desde siempre bajo el
capitalismo”.
Sin
embargo, plantea, el cooperativismo del siglo XIX se armó en una coyuntura
distinta. “Se pensaba en tener una sociedad mejor que la del capitalismo
mientras éste recién estaba naciendo. Pero la emergencia de la economía
solidaria en los años 90 del siglo pasado tiene infelizmente otro carácter. Esa
emergencia tiene que ver, simplemente, con que la gente no podía incluirse en el
sistema. No se trataba de que estuvieran pensando en lograr algo mejor, porque
estás obligado a cooperar porque no hay otra alternativa. Estas dos cosas se
mezclan en este proceso histórico: la necesidad económica de encontrar
alternativas y al mismo tiempo la construcción de valores sociales distintos que
proyectan una mirada para un futuro”.
--¿Brasil
es un ejemplo en cuanto a economía solidaria?
--Aun
cuando Brasil tiene un desarrollo importante, éste es un fenómeno que hasta
ahora era típicamente propio de los países periféricos, si vas a India, a
Senegal, Bangladesh, Sudáfrica, Ecuador, Argentina o Brasil, vas a encontrar
miles de emprendimientos de economía solidaria.
Lo que me parece muy interesante es que ahora la economía solidaria vuelve a tomar impulso en los países centrales y esto por supuesto tiene que ver con la crisis económica mundial.
Lo que me parece muy interesante es que ahora la economía solidaria vuelve a tomar impulso en los países centrales y esto por supuesto tiene que ver con la crisis económica mundial.
Entonces,
se puede decir que cuando el capitalismo entra en crisis la economía solidaria
se presenta como una alternativa, aunque esta dinámica sea absolutamente
contradictoria porque para que los emprendimientos solidarios puedan sobrevivir
bajo una crisis del mercado capitalista, su capacidad de actuación debe ser
redoblada.
El capitalismo también impone una crisis a los emprendimientos individuales aunque la economía solidaria como conjunto se presente como alternativa.
El capitalismo también impone una crisis a los emprendimientos individuales aunque la economía solidaria como conjunto se presente como alternativa.
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