John Maynard Keynes y Friedrich August Hayek fueron dos economistas prominentes de la era de la Gran Depresión, cuyos puntos de vistan contrastaban claramente.
La actual crisis financiera global ha reavivado las discusiones que estos gigantes de la economía tuvieron durante la década de los años ’30 del siglo pasado.
La BBC organizó un debate en la London School of Economics para escuchar a los seguidores de estas teorías defender su visión. A continuación, las palabras de dos de los ponentes.
Profesor George Selgin, sobre Friedrich Hayek
Cuando se discute a Hayek, es importante corregir una idea falsa: su teoría no es “no haga nada”.
No niega que debemos mantener el gasto cuando el auge se torna en decadencia. Pero va más allá.
A diferencia de Keynes, Hayek pensaba que para recuperarse genuinamente de una contracción de la economía se requería no sólo del gasto adecuado, sino también del retorno a la producción sostenible: una producción libre de las distorsiones propias de una era de auge-colapso causadas por el dinero fácil.
Hayek fue desestimado como alguien que quería “liquidar el trabajo, liquidar las acciones, liquidar a los agricultores” y demás.
Friedrich August Hayek
Friedrich August Hayek nació el 8 de mayo de 1899 en Viena. El economista y filósofo, que fue profesor en Londres, es más conocido por su respaldo al capitalismo de libre mercado.
Hayek sirvió en la I Guerra Mundial y dijo que tras esa experiencia escogió su carrera, con la esperanza de poder ayudar a la sociedad a no cometer los mismos errores que la llevaron a la guerra.
La Gran Depresión fue el telón de fondo frente al cual Hayek formuló muchas de sus teorías, particularmente aquellas opuestas a las de Keynes.
Después de la depresión británica en los años ’20, Hayek promovió la idea de que la inversión privada, no la del gobierno, sería la que traería crecimiento sostenible.
En 1974, Hayek ganó el Premio Nobel de Economía por su trabajo pionero en la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas.
Hayek vivió en Austria, Reino Unido, EE.UU y Alemania.
Pero tras un auge insostenible algunas cosas realmente tienen que ser liquidadas. La receta más honesta para reactivar una inversión saludable después de la crisis del 2008 era liquidar.
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