Hechos evidencian que no se debe continuar con el modelo vigente
Escrito por: ONOFRE ROJAS
Ha estado en la discusión pública la pertinencia de producir un cambio profundo en el Modelo político-institucional, económico, social y ambiental. Los hechos evidencian que no se debe continuar con el modelo vigente, y mucho menos volver a fórmulas más primitivas, que incluso fueron trastornadoras del propio modelo. República dominicana ha mostrado un consistente crecimiento en las últimas cinco décadas, sin embargo no ha mejorado en la misma proporción los indicadores de desarrollo social y humano.
El desarrollo se expresa de manera concreta en las personas, diferente al Crecimiento que puede dibujarse en cifras que no reflejan necesariamente el bienestar de la gente. Por ello se dice que el crecimiento pertenece al mundo del TENER, mientras que el desarrollo se refiere al mundo DEL SER.
El Modelo de Desarrollo que hemos tenido es inequitativo y por tanto es generador de pobreza y exclusión. La equidad, es decir la igualdad de oportunidades, es una condición esencial para producir el desarrollo integral de las personas y cambiar el círculo vicioso de la desigualdad por una espiral virtuosa de mejoría en los indicadores sociales y de desarrollo humano.
El modelo de crecimiento ha estado basado en fuerzas que vienen desde fuera y no en las capacidades internas y en el fortalecimiento del sistema productivo nacional. Se requiere de un modelo que priorice lo nuestro, que apueste a la creación y desarrollo de capacidades propias y que genere las riquezas derivadas del verdadero potencial económico de la República Dominicana.
El modelo político fundado en el clientelismo es contrario al servicio civil y la carrera administrativa, base elemental para el desarrollo de una burocracia profesional, garante de una efectiva administración pública. El clientelismo se opone en los hechos a la seguridad jurídica, lo que se traduce en un freno al desarrollo de inversiones productivas y al sano crecimiento económico. También el modelo clientelar prioriza las dádivas, las repartideras y no los verdaderos planes sociales que ayuden a las personas a salir de la pobreza y capacitarse para empleos seguros y productivos. En vez de planes emancipadores se promueve la enajenación y la dependencia. El modelo prevaleciente ha privilegiado la centralización y la concentración de las inversiones incrementando las asimetrías sociales y profundizando las desigualdades en los territorios.
El paradigma prevaleciente, basado políticamente en el clientelismo, también se ha mostrado depredador del Medio Ambiente, prefiere un crecimiento en detrimento de la naturaleza, en la explotación de nuestros mares, ríos, bosques y degradación de los suelos olvidando que la sostenibilidad de una sociedad va de la mano de la ambiental.
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